AGUA Y POBREZA

¿SABÍAS QUE…? HECHOS Y CIFRAS SOBRE AGUA Y POBREZA
· Se estima que más de 1.300 millones de personas en países en vías de desarrollo sobrevive con menos de 1 USD al día y casi 3.000 millones sobreviven con menos de 2 USD al día.

· Cada vez se reconoce más el hecho de que, para aliviar a la población mundial de la carga de enfermedades y desnutrición, se ha de garantizar el acceso al agua a las poblaciones desfavorecidas.

· Las personas de bajos recursos son las más afectados por la crisis del agua. Son ellas las que sufren más directamente las consecuencias de la insalubridad del agua, de la falta de saneamiento, de la inseguridad alimentaria y de los efectos de la contaminación y degradación ambiental. Al carecer de representación y de participación en los asuntos sociales, económicos y políticos, a menudo son incapaces de mejorar su condición.
Esta situación de impotencia refuerza el círculo vicioso de pobreza, mala salud, sustento inseguro y vulnerabilidad ante cualquier tipo de riesgo.

· Existe un vínculo positivo, aunque complejo, entre los servicios de agua utilizados para el riego y otros usos agrícolas, la reducción de la pobreza y la seguridad alimentaria. Gran parte de la población rural desfavorecida trabaja directamente en la agricultura, como pequeños propietarios, trabajadores agrícolas o ganaderos. El impacto global puede ser considerable: en India, por ejemplo, en zonas no irrigadas el 69% de la población es pobre, mientras que en los distritos de regadío sólo el 26% de la población es de bajos recursos.

· Los datos sobre la relación existente entre desastres y pobreza no siempre están disponibles, a veces por razones políticas. Sin embargo, las estadísticas indican que las víctimas de desastres en lugares donde las medidas de planificación eran insuficientes, eran generalmente poblaciones de bajos recursos y marginados, cuya mayoría residía en viviendas básicas en regiones propensas a inundaciones o a sequías o junto a cursos de agua contaminados. Los pobres son los más vulnerables frente a los desastres, pues se exponen a los riesgos que éstos comportan para la salud sin capacidad para prepararse y hacer frente a los mismos o para restablecer las condiciones mínimas de vida tras las catástrofes.

· Las inundaciones y las sequías son las principales causas de pobreza y de desplazamiento y migración de poblaciones desfavorecidas.

· En muchos países en vías de desarrollo, mujeres y niñas son a menudo las principales proveedoras de agua para uso domestico. Reducir las sequías disminuiría el consumo energético anual de millones de mujeres (una unidad de medida basada en un número estándar de mujer-días en un año de trabajo de esfuerzo para transportar agua desde fuentes lejanas).

· El paludismo, uno de los principales problemas de salud pública en los países tropicales, contribuye sustancialmente a la erosión de los logros de desarrollo y dificulta los esfuerzos para reducir la pobreza en los países más pobres del mundo. Se estima que durante los últimos 30 años el paludismo ha reducido el crecimiento económico en los países africanos en un 1,3% anual.

· 1.100 millones de personas carecen de acceso a un servicio mejorado de abastecimiento de agua y 2.400 millones a sistemas mejorados de saneamiento. En el círculo vicioso pobreza-enfermedad-salud, el abastecimiento de agua y saneamiento inadecuado constituyen a la vez la causa y el efecto: aquellos que no disponen de un abastecimiento de agua adecuado y asequible son, invariablemente, los más pobres de la sociedad.

Información extraída del 1er Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo “Agua para todos, agua para la vida” (2003); 2º Informe de las Naciones Unidas sobre el desarrollo de los recursos hídricos en el mundo, “El agua, una responsabilidad compartida” (2006).

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