Decálogo de la serenidad (Juan XXIII)
Sólo por hoy, trataré de vivir exclusivamente al dÃa, sin querer resolver el problema de mi vida de una vez.
Sólo por hoy, tendré el máximo cuidado de mi aspecto; trataré de ser cortés; de no criticar a nadie ni pretender disciplinar a nadie, sino a mà mismo.
Sólo por hoy, me adaptaré a las circunstancias, sin querer que las circunstancias se adapten a mis deseos.
Sólo por hoy, dedicaré 30 minutos de mi tiempo a una buena lectura recordando que asà como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, la buena lectura es necesaria para mi mente y espÃritu.
Sólo por hoy, haré una buena acción a favor de alguien que solamente yo sabré.
Sólo por hoy, haré dos acciones positivas que no sean de mi agrado y procuraré que nadie se entere.
Sólo por hoy, seré feliz con la certeza de que se sido creado para la felicidad.
Sólo por hoy, haré un programa detallado. Quizás no lo cumpliré Ãntegramente, pero lo redactaré. Y me cuidaré de dos calamidades: la prisa y la indecisión.
Sólo por hoy, no tendré temores, no tendré miedo a gozar de lo que es bello y de creer en la bondad. Puedo hacer durante un dÃa lo que me descorazonarÃa si pensase tener que hacerlo durante toda mi vida.