INTRODUCCIÓN
Mucho he hablado de la suerte, con mis teorÃas personales. Esta vez me la encontré. Si la suerte es estar en el momento apropiado en el lugar justo y tomarla sin que se escape, tuvimos suerte.
LA CRÓNICA
      El viernes hacÃa mucho frÃo, un viento que cortaba, este viento que en la sierra se convierte en ventisca. Decidimos seguir hacia adelante con nuestro plan. Un plan que debido al intenso frÃo dejaba a varios en Madrid. Pero creo que en el fondo tenÃamos fe en nuestra montaña.
Sábado por la mañana, oigo el mismo viento al levantarme, pero que me manda…
A las 10:00 de la mañana salimmos de Madrid, la hora tardÃa era una excusa para esquivar el frio.
Javier, MarÃa, Nuria que debido a que la Pinilla no estaba abierta habÃa dejado el Ski, y yo.
Vaya dÃa tan espectacular!! Ni una nube, nada de frÃo(4º) y nada de viento!!
En las Dehesas de Cercedilla no se puede dejar el coche, todo lleno. El coche se queja y resbala un par de veces sobre la nieve. Lo dejamos al borde de la calzada y nos echan una bronca, pocas veces dejo el coche en un sitio poco adecuado pera esta vez me saltaba las propias reglas.
Pero no, vuelta al coche para dejarlo en el pueblo.
ITINERARIO: Cercedilla pueblo- Los Miradores- Cercedilla. Desnivel: 500 m. Horario: 3-4 horas aprox.
Comenzamos la subida por el camino que nosotros conocemos como el de los depósitos de agua. Un viejo atajo nos conduce al camino señalado con puntos azules. En seguida Javier ataja en busca de otro camino existente un poco más arriba. El espectáculo continua siendo grandioso, todo blanco, el pueblo habÃa cambiado totalmente.
No reconocemos los caminos por donde vamos, estos parajes eran nuevos. Esta vez es Javier el que guia y yo estoy en la retaguardia “jugando” con el GPS. Javier no teniendo una buena referencia se guia por el instinto. El mapa en la mochila y la brújula en la cabeza. Para qué, si estamos en nuestra casa.
Asà descubrimos caminos nuevos, caminos con nieve polvo que al pisarla cruje de una manera caracterÃstica y bosques de pinos sobre el manto blanco.
Terminamos en una pradera que ya nos es familiar y allà retomamos un sendero señalado con puntos amarillos. Comienza una subida más pronunciada. El camino se hace agradable pisando la nieve. Este sendero sin nieve es pedregoso e incómodo de andar.
Llegamos a los miradores, no nos abarca nuestra vista para todo lo que queremos ver.Â
 Comimos en la pradera y después de unas grandes carcajadas a causa de las ocurrencias de Javier iniciamos la vuelta.
 En la bajada por el mismo camino hicimos alguna parada, pero no para descansar, sino para admirar el entorno.
Pasamos por mi casa para ver cuál era la imagen llena de nieve.
Por último y dado que en casa no habÃa colacao nos lo tomamos en el pueblo de los Molinos.
 Hasta otra!!
¡Qué envidia! Me hubiera gustado estar allÃ! me lo he perdido! hace mucho que no te visito…pero enseguida me pongo al dÃa, besos,
Elena