Comienzo una nueva categorÃa en este blog para hablar de las carreras populares después de haber disputado unas 8  durante este curso. Una carrera en San Lorenzo de El Escorial con salida y llegada en el Monasterio era una atractiva propuesta para salir de la rutinaria subida y bajada por la conocida Castellana de Madrid. En su web se publicitaba su cuesta “rompecorazones” con un desnivel medio del 13% y uno máximo de 25% presumiéndose 7,7 Km de subidas y bajadas. Ademáss se anunciaba como una rock and run con música en directo.
HabÃamos quedado unos cuantos del Club de corredores del O2 Wellnes (Estela, David, Alex y el recién incorporado Federico), los que no venÃan nos animaban mediante el WhatsApp. Nosotros a su vez dábamos la enhorabuena a nuestra compañera Sara que habÃa terminado su primera triatlón en la Casa de Campo de Madrid.
Llegamos una hora antes de la salida, prevista para las 21:00.  Recogida de dorsales y chip. Nos acordamos de Billy que se quedaba en Madrid por una lesión.
La emoción del comienzo de una nueva carrera nos mantenÃa expectantes delante de la majestuosidad del Monasterio.
El Speaker no hacÃa mas que decir por megafonÃa “la carrera urbana con la mayor subida de toda Europa” ” Con un porcentaje de subida del 25%” “Atentos al Km 4,5” “y al viraje en el 2,5 Km”. ¡No podrÃa ser para tanto!. Vaya forma de animar.
Eramos cerca de 1000 corredores los que saltábamos y trotábamos (bueno, nosotros nos hacÃamos fotos como los turistas) alrededor del arco de  salida deseosos de salir corriendo.
Y dieron las 21:00. La carrera enfiló hacia la Escuela Universitaria MarÃa Cristina  y comenzaba a subir por las callejuelas. Bajada por el paseo más elegante de San Lorenzo de El Escorial, el paseo de Floridablanca donde la gente animaba desde el borde de la calle y desde las terrazas de los bares.
La carrera seguÃa bajando por delante del Hotel Infantes y torcÃa hacia la izquierda para ir saliendo del pueblo por la carretera principal. Y de nuevo un giro a la izquierda hacÃa lo que parecÃa una tremenda subida…pero esta no era ya que solo era el Km 2,5.
Nos introducÃamos entre los chalets construidos en las faldas del monte y entre el público y  bandas de música. Pude observar el  paisaje de mi izquierda con el embalse de Valmayor al fondo y la silueta del monte Abantos delante de mÃ. Se acercaba la tan anunciada cuesta. Lo supimos cuando pasamos por encima de un control (nos cronometrarÃan el tiempo empleado en completar la cuesta).
La cuesta comenzaba y la gente empezaba a subirla andando (pesaba “no es para tanto”), adelanté a varios corredores entre un gentÃo que daba ánimos como si se tratara de un puerto del tour de Francia. Pero aquello era un muro interminable y me vi andando, arrancando de vez en cuando a correr. Un falso llano y…seguÃa la cuesta! hasta que pasamos por encima del control de paso de final de cuesta.
Km 6, ya solo quedaba 1,7 Km de bajada que disfruté como nunca antes habÃa disfrutado de los últimos kilómetros de una carrera. Me veo corriendo por la bajada que tantas veces he andado para descender del exigente monte Abantos, pero esta vez no podÃa pararme a contemplar las bonitas casas.
El pequeño reto del dÃa estaba llegando a su fin. La necesidad de poner a prueba el cuerpo y sobre todo a la mente terminaba por hoy. Al dÃa siguiente habrÃa que ponerse de nuevo otro pequeño objetivo. Somos capaces de terminar todo o que nos propongamos y alcanzar cualquier objetivo, es lo que el deporte nos enseña para todo.
Últimos 500 m y paso de nuevo por una abarrotada calle de Floridablanca con el público dando ánimos. La meta situada en la lonja igualmente estaba llena de público.
Final de carrera, momento para recoger la camiseta de “runincidentes”, hidratarse, estirar y recordar las sensaciones vividas con Estela, Alex, David y Federico.
Poco a poco se hacÃa de noche y la temperatura bajaba y era obligado sentarse a tomar algo por las calles de este bonito pueblo de la Sierra de Guadarrama.
Buena experiencia. Os espero en la próxima.